Aunque quites tus ojos de Dios, Por su gran amor incondicional; Dios nunca los quitara de ti.
Aunque el ser humano deje de mirar a Dios, y lo ignore Dios nunca deja de mirarlo como un hijo creado por el pues sabe que ese hijo a que ama puede ser rescatado.
La identidad de hijo no se pierde, si se pierde la bendición: por ejemplo el hijo prodigo nunca dejo de ser hijo, siempre fue hijo y aunque estaba en desobediencia.
Para su padre nunca dejo de ser su hijo aunque perdido y prodigo nunca de dejo de ser hijo, el mismo dice: “este es mi hijo, estaba muerto y ahora vive, estaba perdido y lo he hallado."
Cuando el hijo regresa muy acabado y avergonzado, el padre lo recibe, lo restaura, lo viste como un hijo bendecido, lo cubre como nuevas ropas, le afirma su identidad al ponerle anillo y hace fiesta por el gozo que provoca la recuperación.
La tarea de nuestro enemigo es hacernos creer que porque hemos fallado, pecado, ya no hay esperanza, nos hace pensar que hemos perdido esa identidad de hijo, y creemos esa artimaña que fabrica en nuestra cabeza, pensamos “ ya no sirvo, Dios no me oye, ya para que regreso, estoy perdido.” etc.
Si continuamos en esa situación corremos peligro, por estaríamos destituidos de la gloria de Dios, pero Dios tiene paciencia para que todos por su gran amor con que nos ama para que todos procedan al arrepentimiento.
Así que aun tienes esperanza hay remedio para ti, Dios te sigue amando, te espera con los brazos abiertos,
El corazón contrito y humillado no despreciara Dios.
No estés pensando que ya no hay remedio, mientras tengas aliento, estas muy a tiempo de rendir tu vida a Dios, escapa de la condenación de tu alma.
Ten confianza el te llama, estas en la mira de Dios, el vino a buscar y salvar los que se había perdido. San Lucas 19:10
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